(Newport News, EE UU, 1918-Los Ángeles, 1996) Cantante estadounidense de jazz. Inició su carrera en la década de 1930 y fue calificada de «primera dama del jazz» por su elegancia y por su técnica vocal, que la dotaba de una gran versatilidad en su repertorio. Fue, junto al genial trompetista Louis Armstrong, la principal figura del scat singing (uso de la voz de una manera instrumental mediante la entonación de sílabas improvisadas), y trabajó, entre otros, con Chick Webb, el ya mencionado Louis Armstrong y Duke Ellington.
Tras pasar su infancia en un orfanato de Nueva York, inició su carrera con sólo dieciséis años, cuando ganó en 1934 un concurso para voces noveles en el Apolo Harlem de Nueva York. Entre los asistentes a la gala se encontraba Chick Webb, que quedó fascinado por su voz y la contrató para su orquesta; posteriormente se casaría con ella. De 1935 data su primera grabación, Love & Kisses. Entre 1934 y 1939, Ella Fitzgerald cantó con la Chick Webb Band, grupo que dirigió tras la muerte de Webb (1939) durante dos años.
Empezó entonces su trayectoria como solista y grabó su primer álbum, My Wubba Dolly. Su cálida voz, aunque nunca tan intensa como la de Billie Holiday, tenía un aire distinguido, llegando incluso a veces a parecer ingenua e infantil. Tras colaborar en grabaciones con un sinfín de personajes del mundo de la música negra (Louis Armstrong entre ellos), en el año 1946 se incorporó a una gira por Estados Unidos que la dio a conocer por todo el país. Trabajó con el productor discográfico estadounidense Norman Granz y recorrió Europa y Asia interviniendo en las jornadas musicales Jazz at the Philharmonic, organizadas por Granz. Ya en la década de los cincuenta fueron frecuentes sus trabajos junto a nombres ilustres del jazz, como Cole Porter y Duke Ellington, en la que fue una de sus mejores etapas como vocalista. Realizó incluso una primera aparición en el celuloide, en el filme Pete Kelly's Blues (1955).
Ese mismo año se despidió de Decca, su sello discográfico hasta esa fecha, donde había orientado su carrera artística hacia las baladas pop; su fichaje por el sello Verve, en 1956, la acercó más al jazz, e inició una fructífera etapa durante la que, hasta mediados de la década de los sesenta, grabó más de 250 canciones con los mejores compositores del momento, como los mencionados Porter o Ellington o figuras de la magnitud de Richard Rogers, George Gershwin o Jerome Kern, entre otros.
Fitzgerald en el Olympia de París (1960)
Sus grabaciones con orquestas están consideradas entre las mejores de la historia del jazz. Una de las realizadas para este sello fue Ella & Basie, donde colaboró con Count Basie y un joven Quincy Jones como artista invitado. Con Basie volvería a editar otro excelente disco, A Classy Pair, en 1979. Para los aficionados al jazz, posiblemente su mejor trabajo es Ella Fitzgerald sings the Cole Porter songbook (1956) álbum que incluye la versión definitiva de Every time we say goodbye, uno de sus mayores éxitos, aunque también hay que destacar grabaciones como Lady be good (1946) o A Tisket A Tasket (1968).
Entre 1957 y 1958 interpretó con la colaboración, una vez más, de Louis Armstrong, la ópera de George Gershwin Porgy and Bess, en una excelente versión jazz de la misma. En 1958 actuó junto a Duke Ellington en el Carnegie Hall de Nueva York. En Europa ofrecería numerosos recitales con el trío de Oscar Peterson. En el año 1960 organizó un concierto en la Deutschlandhalle de Berlín, donde Adolf Hitler había pronunciado un discurso condenando a dos grandes intelectuales alemanes como fueron Kurt Weill y Bertolt Brecht, hecho que la cantante conmemoró en un homenaje a los mismos intelectuales y que terminó en un apoteósico Mack The Knife (Weill-Brecht). Este simbólico acto acentuó aún más la leyenda mundial de esta diva del jazz.
Una grave enfermedad la mantuvo apartada de la escena musical desde mediados de los sesenta, pero recobró la actividad en los setenta, grabando y volviendo a actuar con regularidad. Entre sus últimas apariciones destaca el concierto que ofreció en 1985, con motivo del Kool Jazz Festival, en el Carnegie Hall. En 1986 fue operada a corazón abierto, y sólo el afán de superación le ayudó a superar la crisis; volvió a los escenarios un año después. Sus últimos trabajos (30 by Ella, editado en 1991 y grabado con el saxofonista Benny Carter, o Misty Blue, del mismo año) demuestran la fuerza interpretativa que mantuvo prácticamente hasta su fallecimiento.
La
Chamana que volvió cosa de mujeres la música ranchera
Sus inicios en
la música, sus célebres amistades y su participación en la pantalla grande. Una
verdadera vida de película
México.- Chavela
Vargas se convierte en uno de los grandes personajes en boca
de todos gracias al doodle de Google para algunos países de
Latinoamérica y España porque este 17 de abril la mexicana celebraría su
94 cumpleaños.
Chavela Vargas, mujer de rompe y rasga, aunque asociada a México y a su
cultura, nació en Costa Rica, en San Joaquín de Flores. Hija de Francisco
Vargas y Herminia Lizano, Chavela Vargas fue bautizada en la parroquia de
Guadalupe dos meses después, concretamente el 15 de julio de 1919, con el
nombre María Isabel Anita Carmen de Jesús.
La icónica cantante de rancheras tuvo una infancia difícil. Sus padres se
divorciaron y se desentendieron totalmente de ella, dejándola al cuidado de
unos tíos. De pequeña sufrió poliomielitis y cuando se recuperó comenzó su
interés por la canción ranchera, un estilo que interpretaba con un estilo
muy peculiar y particular, algo que le valió la distinción.
Chavela Vargas no se cohibió en ningún momento y decidió dirigir su
carrera hacia una de las vertientes de la canción ranchera -la representada por
José Alfredo Jiménez- más machista y emotiva, esa que trataba sobre amores y
desamores casi siempre con el alcohol de por medio.
La cantante fue capaz de contar sus canciones desde una perspectiva masculina y
con el acompañamiento de mariachis. A Chavela le gustaba cantar este tipo de
canciones, lo hacía sola, con apenas una guitarra y con su voz, emulando, de
este modo, la forma de cantar de un hombre ebrio. Es por eso que, en ocasiones,
bajaba el ritmo de las melodías. Así, conseguía teñir de más desgarro canciones
que otros entendían únicamente como pícaras o de humor.
Ir contracorriente
Chavela Vargas vestía como un hombre, fumaba tabaco, bebía mucho, llevaba
pistola y era reconocida por su característico gabán rojo. A los 81 años, en
una entrevista emitida en la televisión colombiana en el año 2000, confesó sin
ningún tipo de tapujos su homosexualidad.
Chavela
Vargas se trasladó a México cuando cumplió los 17 años y posteriormente adoptó
la nacionalidad mexicana. Durante mucho tiempo estuvo cantando en las calles
hasta que a los 30 pudo hacerse cantante profesional con el apadrinamiento del
compositor y cantante José Alfredo Jiménez, de quien era compañera de
parrandas. Según cuentan, cuando Jiménez falleció, Chavela Vargas acudió a su
velatorio y se desplomó sobre el ataúd cantando y llorando borracha. Cuando
varias personas intentaron apartarla, la viuda de Jiménez las detuvo: «Déjenla,
que está sufriendo tanto como yo».
Chavela
Vargas comenzó a hacerse conocida a finales de los años 50 en pequeños y
selectos círculos artísticos, en gran parte gracias a las actuaciones que
llevaba a cabo en Acapulco, meca del turismo internacional. En la sala
Champagne Room del restaurante La Perla de la ciudad actuaba. Chavela Vargas
participó en la fiesta nupcial de Elizabeth Taylor y Mike Todd, a la que
también asistieron famosos como Cantinflas, Debbie Reynolds y su entonces
marido Eddie Fisher.
En aquella época Chavela conoció a Ava Gardner, Rock Hudson y Grace Kelly.
Además, se hizo muy amiga de pintores como Diego Rivera y Frida Kahlo, que la
llegaron a alojar en su casa. A lo largo de su longeva vida, Chavela Vargas estrechó
lazos con Picasso, Pablo Neruda, Federico García Lorca, Carlos Fuentes, Carlos
Monsivais, Juan Rulfo, López Michelsen, Agustín Lara, Alfonso Camín, Nicolás
Guillén, Juan Carlos del Valle y Gabriel García Márquez, con quien cenaba una
vez al año en cualquier lugar del mundo donde se encontraran.
Chavela
Vargas tuvo una gran cercanía en el mundo de la música con artistas de la talla
de José Alfredo Jiménez, Agustín Lara, Tomás Mendez, Álvaro Carrillo, Cuco
Sánchez, Facundo Cabral, Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat, Ana Belén, Víctor
Manuel, Juan Gabriel Sara Baras, Buika y María Dolores Pradera, entre otros
muchos.
Música
y Cine
Su primer álbum fue publicado en 1961 y Chavela Vargas puso fin a su carrera
profesional a finales de los años 70 para permanecer en el anonimato. En ese
tiempo, Chavela Vargas reconoció sus problemas con el alcoholismo, que
consiguió superar para regresar con más fuerza si cabía en 1991. Chavela Vargas
recibe hoy en día el reconocimiento que merece una vida dedicada a la canción y
la interpretación bajo el prisma de una voz inigualable y maestra.
Chavela
Vargas también debe buena parte de su fama a su aparición en varias películas
de éxito, bien a través de canciones incluidas en dichas películas o incluso
interpretándolas en persona. Werner Herzog contó con ella para interpretar a
una nativa, en su película Grito de piedra (1991). El director español Pedro
Almodóvar fue uno de sus primeros difusores, contribuyendo así darle
popularidad en España al incluir canciones que Chavela Vargas cantaba en varios
de sus filmes, como Tacones lejanos. Chavela apareció después en la película de
Julie Taymor, Frida, interpretando una versión del popular son istmeño "La
llorona" y de la canción ranchera de Tomás Méndez "Paloma
negra". De igual modo, Chavela Vargas también apareció en Babel, la
multipremiada película de Alejandro González Iñárritu, cantando "Tú me
acostumbraste", bolero de Frank Domínguez.
Chavela
Vargas vivió sus últimos años en Tepoztlán (Morelos), a las faldas del cerro
del Tepozteco, con quien ella decía hablar y conversar cada mañana. Desde 2009,
en varias entrevistas, confesó que le gustaría morir un día domingo y que su
funeral fuera un lunes o un martes "para no echarle a perder el fin de
semana a nadie". El 30 de julio de 2012 Chavela Vargas fue ingresada en el
hospital Inovamed de la ciudad mexicana de Cuernavaca, con problemas crónicos
en corazón, pulmones y riñones después de un viaje a España, pero la artista no
quiso ser intubada. El domingo 5 de agosto de 2012 se dio a conocer su
fallecimiento a través de su Twitter Oficial con la siguiente frase: «Silencio,
silencio: las amarguras volverán a ser amargas... se ha ido la gran dama
Chavela Vargas».
El Siglo de la Luces catapultó hasta
los libros de Historia a Leonhard Euler, un sobresaliente matemático nacido en en Basilea
(Suiza) en 1707, una época en la que los grandes estudiosos comenzaron a
concebir el cálculo como el lenguaje de la naturaleza, el idioma de Dios.
Gracias a que su padre era amigo de la familia Bernoulli, la asombrosa
capacidad de realizar cálculos que desde su infancia se manifestó en Leonhard Euler, se tradujo en un destacado talento, una agilidad
mental y un rigor deductivo que le hizo pasar de tener un pie ya dentro de la Universidad
de Basilea, donde se
había matriculado para titularse en Filosofía, a dedicarse por completo al
mundo de las matemáticas.
Finalizó Leonhard Euler su
Doctorado en 1726 con una tesis sobre la propagación del sonido titulada De
Sono, y tan solo unos meses después, se trasladó a Rusia para trabajar en
el departamento de matemáticas de la Academia de San Petesburgo. Por esa época,
Leonhard Euler aprendió ruso y conoció a la que se
convertiría en su mujer, Katharina Gsell, la hija de un pintor de la Academia
con la que tuvo 13 hijos. Quince años después de su llegada a
San Petesburgo y preocupado por los acontecimientos políticos que estaban
teniendo lugar en Rusia y la falta de libertades, Leonhard Euler aceptó
un cargo en la Academia de Berlín. En la ciudad alemana publicó dos de sus
obras más importantes: Introductio in analysin infinitorum y la Insittutiones calculi differentialis, dos estudios que versan sobre las
funciones matemáticas y el cálculo diferencial y solo una pequeña parte de su
extensa producción de títulos de los que solamente un 10 % han sido estudiados. La extrema dedicación de Leonhard Euler al estudio y al trabajo le provocó
la pérdida de visión de su ojo derecho a los 31 años, lo que no afectó ni a la
calidad ni a la cantidad de sus aportaciones intelectuales, recogidas en miles
de cartas, artículos y textos manuscritos, muchos de ellos aún sin publicar hoy
en día. A los 63 años, Leonhard Euler pedió el otro ojo en una operación
de cataratas, pero esto tampoco le detuvo. Continuó pensando y dictando sus
tesis a su secretario. En 1766 aceptó una invitación para
regresar a la Academia de San Petesburgo. Leonhard Euler pasaría allí los últimos años de su vida, hasta que
el 18 de septiembre de 1783 falleciese a causa de un accidente cerebrovascular.
Aportación a la ciencia
Leonhard Euler fue uno de los matemáticos más prolíficos de la
historia. Apasionado por su trabajo, trabajó en casi todas las áreas de las
matemáticas: geometría, cálculo, trigonometría, álgebra..., y sin embargo,
según Hanspeter Kraft presidente de la Comisión
Euler de la Universidad de Basilea, no se han estudiado más de un 10% de los escritos de
Leonhard Euler.
Leonhard Euler fue el encargado de introducir el concepto de función
matemática, una notación que ofrecía mayor comodidad frente a los métodos del
cálculo infinitesimal. Leonhard Euler introdujo también la notación
moderna de las funciones trigonométricas, el número e, la letra griega que
representa el símbolo para los sumatorios, la letra i para los números
imaginarios y la letra pi para representar el cociente entre la longitud de la
circunferencia y la longitud de su diámetro.
Leonhard Euler fue además un apasionado de la
teoría de números, llegando a unir la naturaleza de la distribución de los
números primos con sus ideas del análisis matemático. Leonhard Euler consiguó demostrar la divergencia
de la suma de los inversos de los números primos, y con ella, descubrió la
conexión entre la función zeta de Riemann y los números primos.
En el campo de la geometría, Leonhard
Euler destaca por haber sido el primero en resolver el problema conocido
como problema de los puentes de Köningsberg, y su solución se considera el
primer teorema de la teoría de grafos y de grafos planares.
Algunos de los mayores éxitos de Leonhard
Euler vinieron en las matemáticas aplicadas, consiguió hacer grandes
avances en la mejora de las aproximaciones numéricas para resolver integrales,
hasta el punto de conocerse hoy en día como aproximaciones de Euler.
Una amplia obra
Leonhard Euler ha sido uno de los matemáticos más prolíficos de la
historia gracias a una actividad de publicación que fue incesante. En su época
de mayor producción (entre 1727 y 1783) se calcula que Leonhard Euler
completaba 800 páginas de artículos.
Se calcula que sus obras completas
reunidas podrían ocupar entre 60 y 80 volúmenes, pero una buena parte de su
obra está todavía sin recopilar. La labor de recopilación y publicación de los
trabajos de Leonhard Euler, que recibe el nombre de Opera Omnia, comenzó en 1911 y hasta la fecha
se han publicado 76 volúmenes. Pierre Simon Laplace expresa en una
frase la influencia de Leonhard Euler en los matemáticos posteriores:
«Lean a Euler, lean a Euler, él es el maestro de todos nosotros».
Nació el 1 de febrero de 1917 en Barcelona. Hijo de un médico militar.
Pasó su infancia en Tánger.
En 1935 se trasladó a Santander a la Escuela de Aduanas y allí le
sorprendió la Guerra Civil. Es movilizado por el Ejército republicano
y después se pasa a las filas franquistas. En 1969-70 se exilió a Gran
Bretaña como contestación a las deportaciones de catedráticos de la Universidad
de Madrid.
Cursó estudios en la Universidad de Liverpool y fue catedrático de
Estructura Económica en la Universidad Complutense de Madrid (1955-1969).
Además trabajó como subdirector (1962-1969) y asesor (1979-1981) del Banco
Exterior de España siendo senador por designación real (1977-1979).
Se ocupa de la política industrial y de la dinámica interna de la economía.
Entre sus obras económicas destacan: Principios prácticos de localización
industrial (1957), Realidad económica y análisis estructural (1959),
Conciencia del subdesarrollo (1973), Las fuerzas de nuestro tiempo
(1967) e Inflación: una versión completa (1976). Su primera novela, La
estatua de Adolfo Espejo, la terminó a los 23 años, en 1940 y se
publicó en 1994.
Sus obras literarias más importantes son: Congreso en Estocolmo (1952), El
río que nos lleva (1962), El caballo desnudo (1976), Octubre,
octubre (1962), La sonrisa etrusca (1985), La vieja sirena
(1990) y Real sitio (1993).
En 1984 vuelve a la Dirección general de Aduanas, donde permanece hasta su
jubilación.
En 1990 fue admitido como miembro por la Real Academia Española. En
abril de 2009 fue investido como Doctor Honoris Causa de la Universidad de
Sevilla. El 22 de julio de 2010 recibió el XXIV Premio Internacional Menéndez
Pelayo por sus "múltiples aportaciones al pensamiento
humano". El Consejo de Ministros de 12 de noviembre de 2010 le otorgó la Orden
de las Artes y las Letras de España "por su sobresaliente trayectoria
literaria y por su pensamiento comprometido con los problemas de su
tiempo".
Casado con la escritora Olga Lucas Torre de 1944 a 1986, y con Olga Lucas Torre
en 2003.
José Luis Sampedro falleció en la madrugada del día 8 de abril de 2013, a los
96 años de edad, en su casa de la calle Cea Bermúdez en Madrid.
"Nos dijo que quería beberse un Campari, así que le hicimos un granizado
de Campari. Me miró y me dijo: 'Ahora empiezo a sentirme mejor. Muchas gracias
a todos'. Se durmió y al cabo de un rato su murió", relató su viuda.