miércoles, 18 de mayo de 2016

ARANJUEZ---MADRID Y SU HISTORIA





ARANJUEZ


El nombre de Aranjuez proviene del topónimo pre-romano "Aranz", nombre de una aldea situada en el lugar donde ahora se alza la población.

Por Real sitio de Aranjuez entendemos un conjunto de edificaciones y jardines construidos para residencia de recreo o descanso de los reyes españoles de la dinastía austriaca y borbónica. Básicamente lo componen tres unidades: el Palacio Real, la Casa del Labrador y los Jardines del Príncipe.

El Palacio de Aranjuez fue mandado construir en 1387 por el Gran Maestre de la Orden de Santiago don Lorenzo Suárez de Figueroa como lugar de descanso. Fernando el Católico lo incorporá a la Corona en 1489 y más tarde Carlos V (1517-1556) convierte el palacio en residencia real de descanso. En 1534 Carlos V crea el Real Bosque y Casa de Aranjuez con la plantación de especies arbóreas que será el germen de los futuros Jardines de Aranjuez. En 1551 se crea el Jardín Botánico, que será el primero de estas características en el mundo.

Su hijo Felipe II (1556-1598) manda construir en 1565 (fecha de colocación de la primera piedra) un nuevo palacio y una capilla encargándole la obra a Juan Bautista de Toledo (Toledo 1515-Madrid 1567), pero a la muerte de este en 1567 le sustituye en la dirección de la obra su ayudante Gerónimo Gili. No obstante hacia 1575 es sustituido por Juan de Herrera (Roiz 1530-Madrid 1597) arquitecto de confianza del rey, que continua la labor emprendida al mismo tiempo que trabaja en la obras del Monasterio del Escorial. A la muerte de Felipe II en 1598 sólo se había terminado la torre sur, la capilla situada en la torre y parte de la fachada y aposentos del rey en la zona sur, y las obras quedan interrumpidas. Felipe II lo denominaría Real Sitio, determinando bajo Ordenanzas Reales que no residiera en ese lugar nadie más que los criados del Rey. También será Felipe II quien siga aumentando la superficie ajardinada creando instalaciones hidráulicas de aprovechamiento del Tajo para el regadío de los jardines.

La distribución del Palacio diseñado por Juan Bautista Toledo se articulaba en una amplia fachada con una torre en cada uno de sus extremos, cubierta cada torre con una cúpula y en su centro por la parte posterior un cuerpo de dos pisos en cuyo centro se alzaba un patio interior descubierto. Alrededor del patio giraban las distintas dependencias reales, quedando el ala sur para el servicio del rey mientras que el ala norte se reservaba para la reina. Esta distribución con un cuerpo en la zona posterior es similar a la que podemos ver en el Monasterio del Escorial.

Felipe V de Borbón (1700-1724) continua en 1715 la labor de construcción del palacio encargando las obras al arquitecto de los Reales Sitios Pedro Caro Idrogo. Es por esta época, en 1739, cuando el antiguo palacete de la Orden de Santiago que todavía se alzaba en pie es demolido. A la muerte de Pedro Caro continua las obras el francés Léandre Bachelieu que finaliza la fachada principal en 1739. Durante el reinado de Fernando VI (1726-1759) hijo de Felipe V, un incendio ocurrido en 16-06-1748 destruye la casi totalidad del palacio, por lo que el rey dispone su reconstrucción pero con otra composición distinta a la que hasta el momento se había ido ejecutando. Se encarga de las obras Giacomo Bonavía (Piacenza 1700-Madrid 1760) quien incluirá la construcción de un pórtico previo a la entrada y las tres esculturas de los reyes sobre el frontispicio de la fachada principal.

El rey Carlos III (1759-1788) encarga en 1770 a Francisco Sabattini (Palermo 1722-Madrid 1797) ampliar el palacio con dos alas formado una plaza de armas o patio de honor en forma de U quedando la capilla en uno de los extremos, concretamente en el extremo del ala sur. En el extremo del ala norte debía construirse un teatro pero nunca llegó a realizarse. En el centro del ala norte una inscripción lapidaria nos recuerda la fecha de finalización: Carolvs III / adiecit / an. MDCCLXXV. Con la construcción de estas dos alas el Palacio de Aranjuez adopta su actual configuración. La capilla que desde tiempos de Felipe II se encontraba en la torre sur es reacondicionada como aposentos.

Cierra este patio por su parte frontal una verja de hierro y piedra realizada hacia 1974 por Ramón Andrada Pfeiffer y Manuel del Río Martínez, siguiendo el modelo diseñado por Sabattini y que este nunca llegó a construir. Frente al palacio un extenso parque con bancadas de piedra adornados con jarrones y piñas.

La Capilla Real construida por Francisco Sabattini hacia 1778 es de planta de cruz griega y orden dórico, con cúpula sostenida por cuatro pilares. Las pinturas al fresco son obra de Francisco Bayeu Subías (Zaragoza 1734-Madrid 1795) cuñado de Francisco de Goya. En la bóveda del altar mayor encontramos una gloria de ángeles adorando la Cruz, obra de Roberto Michel. La imagen de la Inmaculada del retablo es de Mariano Salvador Maella Pérez (Valencia 1739-Madrid 1819). La capilla fue consagrada en 1799.

En la planta baja del palacio se han habilitado unas habitaciones como Museo de la vida en palacio, que muestra objetos y utensilios usados por las familias reales españolas de la dinastía Borbón. Entre ellos cabe destacar todos los trajes que han usado los miembros de la actual familia real española en el momento de sus enlaces matrimoniales, así como algunos de los carruajes usados por la realeza.

A espaldas del palacio podemos encontrar unos jardines conocidos como el Parterre, jardines a la francesa que fueron proyectados por Marchand en 1728 y que ofrecían una privilegiada vista desde las habitaciones privadas de los reyes.

Características
El palacio está formado por dos pisos, el inferior se abre al exterior mediante ventanas en arco de medio punto mientras que el superior lo hace mediante balcones con antepechos de forja. El cuerpo central se eleva con un tercer piso rematado por un frontispicio con el escudo de Fernando VI. A ambos lados del escudo dos inscripciones pétreas dicen, a la izquierda: Philippus II / Institvit / Philippus V / provexit, mientras que la inscripción de la derecha dice: Ferdinandu / VI Pius Felix / Consummavit / An MDCCLII, donde se indica la fecha de 1752 como de terminación de las obras.

En la cornisa tres estatuas de los reyes Felipe II, Fernando VI y Felipe V ordenadas erigir por Fernando VI y talladas por Pedro Martinengo o Martinenghi. Fernando VI ordenar levanta en este cuerpo central un cuerpo adelantado a modo de pórtico que se abre al exterior por medio de cinco arcos de medio punto en su parte frontal y por un sólo arco en cada uno de los laterales. Una gran balconada con antepechos pétreos encima del pórtico diseña un gran balcón o terraza abierta al patio de armas. Por detrás del cuerpo central del palacio encontramos un patio interior descubierto alrededor del cual giran las diversas habitaciones del palacio. Todo el conjunto está construido en ladrillo rojo y piedra blanca de Colmenar de Oreja. En ambas esquinas podemos apreciar dos pequeñas torres acabadas en cúpulas que descansan sobre tambores circulares. En los tambores se alternan paramentos lisos, con óculos que iluminan el interior y otros con algún reloj que tienen ciertas particularidades. Así en uno de ellos las agujas de las horas y de los minutos tienen la misma longitud y en las esferas el número cuatro está señalado con cuatro palotes IIII.



Recayente a la fachada exterior sur encontramos una gran plaza cuadrada cerrada en unos de sus lados por una construcción de dos pisos de corte renacentista, eran las dependencias auxiliares del palacio, zona de almacenes y habitaciones de los servidores. Esta plaza conocida como de las Parejas, debe su nombre a que en este lugar se ejecutaba un espectáculo hípico por parte de la nobleza en la que desfilaban por parejas.

La entrada al Palacio Real se hace por el pórtico del cuerpo central que nos permite el acceso al interior a través de un vestíbulo que a su vez nos conduce a una gran escalera central. Realizada por Giacomo Bonavía a instancias de Fernando VI. La barandilla es de hierro negro con adornos dorados y se inscribe dentro de la tendencia rococó del momento. Del techo cuelga una gran lámpara de bronce dorado y cristal de La Granja de estilo imperio.

El vestíbulo se adorna con algunas esculturas y en el piso superior encontramos tres bustos de mármol en el interior de sendas hornacinas representando a Luis XIV de Francia (1643-1715), su esposa María Teresa de Austria (1660-1683) y el hijo de ambos Luis de Francia, el Gran Delfín (1661-1711), bustos realizados en 1683 por el francés Antoine Coysevox (1640-1720). La presencia de tres personajes franceses en el palacio se explica por el entronque de la familia Borbón española con la francesa. No hay que olvidar que los reyes franceses fueron los abuelos de Felipe V y el Gran Delfín su padre.

El recorrido de las distintas salas comienza por el ala oeste con la Sala de guardias de la Reina que enfrenta al patio de armas y continua por la izquierda en el lado norte en cuyo eje central se encuentra el Salón del Trono. Continua por la fachada este que mira al parterre y termina en el lado sur, haciendo un giro completo al patio interior.

Sala de Guardias de la Reina Está decorada con tres escenas de la vida del rey Salomón pintadas por Lucas Jordán (Nápoles 1634-Nápoles 1705), un mueble portamapas de la época del rey Carlos IV en madera de olivo y relojes de la colección de Carlos IV. En casi todas las salas del palacio es fácil encontrar relojes de todos los tamaños y características, ya que el rey Carlos IV era aficionado a la relojería y además de construir relojes, los reparaba y los coleccionaba.

Sala de la Reina Isabel II esquina nor-oeste Se decora con pinturas de Lucas Jordán con temas mitológicos: Júpiter y Leda, Eolo (dios del viento) y Triptólemo. También de Lucas Jordán es el cuadro del Prendimiento de Jesús. Completa la decoración muebles de estilo imperio.

Sala de Música de la Reina ala norte. Previo la entrada a esta sala, tenemos que pasar por la conocida como antecámara de música, llamada popularmente como Sala del tranvía. Esta sala se decora con pinturas de tema religioso. Ya en la sala de música de la Reina, en su interior encontramos un piano realizado en Inglaterra en madera de olivo, regalo de la Emperatriz Eugenia de Montijo a la reina Isabel II. El resto del mobiliario es de caoba de estilo imperio. La lámpara que cuelga del techo está realizada en bronce en estilo neogótico del siglo XIX.

Anteoratorio de la reina Cuadros realizados con mosaicos en el taller de piedras duras del Vaticano. Fue un regalo del papa León XIII al rey Alfonso XII con motivo de su boda con María Cristina de Habsburgo.

Oratorio de la reina tiene ventanas al patio central del palacio. Reconstruido en época del rey Carlos IV por Juan de Villanueva. Decorado con estucos, en sus paredes encontramos frescos pintados hacia 1791 por Francisco Bayeu Subías (Zaragoza 1734-Madrid 1795) cuñado de Goya. Los temas representados son: la Adoración de los Reyes Magos, la Adoración de los pastores, la Huida a Egipto, la Visitación y Zacarías y Santa Isabel con la Virgen María. Además en los machones que forman la embocadura del altar mayor dos evangelistas: San Mateo y San Lucas. En el centro de la bóveda Dios Padre con una gloria celestial de ángeles. En la parte superior de la bóveda por encima del retablo central la paloma del Espíritu Santo. El lienzo de la Inmaculada que ocupa el espacio central del retablo es obra de Mariano Salvador Maella.

Salón del Trono Ubicado en el eje central de la fachada norte. La bóveda rebajada se decora con frescos de estilo pompeyano atribuidos a Vicente Camarón Torra (Madrid 1803-Madrid 1864) en 1851 y representan a la Monarquía cuyo símbolo, la corona Real, es sostenida por las figuras de Venus y la Industria. A la derecha las Artes y a la izquierda la Abundancia y la Prudencia. Alrededor de la sala corre un zócalo de estuco que simula mármol con tonalidades verdosas (serpentina). En este salón los reyes oficiaban las visitas protocolarias. Los muros están tapizados con telas de terciopelo rojo. El mobiliario es de la época de Isabel II, excepto los sillones reales que fueron los usados por Alfonso XII y su esposa y que son de estilo Luis XVI.

Despacho de la Reina denominado así por haberlo utilizado Isabel II como despacho, pues anteriormente parece ser que era un dormitorio. La bóveda se encuentra pintada al fresco en estilo pompeyano por Mariano Salvador Maella Pérez (Valencia 1739-Madrid 1819) con escenas de la Pasión de Cristo. Junto a esta sala encontramos una pequeña capilla u oratorio privado con una pintura de la Virgen obra de Lucas Jordán. La lámpara que cuelga del techo es de cristal de La Granja.

Gabinete de Porcelana ángulo nor-este Encargada por Carlos III, es obra de la Fábrica de Porcelanas del Buen Retiro de Madrid. Se trata de una sala de mediano tamaño completamente revestido sus muros y techos por placas de porcelana blanca y relieves con decoración rococó de motivos chinescos (guirnaldas de flores, frutos, monos, jarrones, mandarines, papagayos, samurais, pájaros y dragones). Las placas de cerámica se unen a los muros de madera mediante tornillos. El suelo es de mármol. Ocho grandes espejos adosados a las paredes ejercen un efecto multiplicador en esta locura decorativa. Intercaladas con la decoración antes descrita, encontramos grupos humanos en escenas cotidianas. Del centro del techo surge una lámpara que adopta la forma de una palmera, mientras un chino con un abanico y un mono sobre sus hombros trepa por el tronco. El destino de esta habitación era de sala de juegos y recreo. Las placas de cerámica fueron realizadas entre 1760 y 1765 por el artista Giuseppe Gricci (Florencia 1700-Madrid 1770).

Dormitorio de la Reina Nos encontramos en la fachada este donde se localizan las habitaciones privadas de los reyes. La bóveda está decorada con frescos al temple de Zacarías González Velázquez (Madrid 1763-Madrid 1834) con alegorías de la Ciencia, la Virtud, el Arte, la Ley y la Monarquía. La pieza central es la cama de estilo isabelino, regalo de la ciudad de Barcelona a la reina Isabel II con ocasión de su boda con Francisco de Asís de Borbón.

Tocador de la Reina Las paredes de esta sala están cubiertas por cortinas con sedas de fábricas valencianas. El tocador es de madera palo santo, con espejo por ambas caras y una silla con incrustaciones de nácar y oro. El mobiliario es de época de Isabel II, mientras que la bóveda está pintada por Vicente Camarón con representaciones de las cuatro estaciones.

Salón de Baile o Salón de Recepciones en el eje central del ala este. Ejerce como habitación medianera entre las salas privadas del Rey y los de la Reina. La decoración mobiliaria hoy día es de estilo isabelino de finales del siglo XIX pero no guarda relación con el mobiliario original que desapareció en un incendio a fines del siglo XIX.

Comedor de gala Abierto al patio central, era sala de conversación en tiempos de Fernando VI, pero Carlos III lo utilizó como comedor. Este comedor de gala, pues el palacio tiene varios, tiene una bóveda pintada hacia 1750 por Giacomo Amiconi (Venecia 1682-Madrid 1752) durante el reinado de Fernando VI con una simbología moralizante muy complicada. Así vemos la figura del Tiempo en forma de anciano mientras unas mujeres le rodean e intentan cortarle las alas para que no huya. La Verdad en forma de matrona que descubren unos ángeles mientras la Sabiduría le rinde pleitesía. La Monarquía con sus atributos y virtudes (la Justicia, la Religión, la Abundancia, la Munificencia, La Paz en forma de ángel con una rama de olivo, la Fe y la Caridad en forma de mujer protegiendo a unos niños). También podemos encontrar una serie de grisallas representando las partes del mundo donde la Monarquía Hispánica tuvo posesiones.

Ocasionalmente era también usado como salón de baile. El suelo es de estuco de muy buena calidad y estilo rococó, obra de Carlos Antonio Bernasconi, representa atributos militares, partituras e instrumentos de música.

Dormitorio del Rey La cama de madera es de caoba con aplicaciones de bronce en estilo imperio. La bóveda fue pintada al fresco por Giacomo Amiconi y Bartolomé Rusca destacando en ellas las alegorías de la Paz, la Abundancia y la Justicia salida de la mano de Bartolomé Rusca. Sobre la cama el lienzo de Cristo en la Cruz o Cristo de los Cuatro Clavos, obra de Antonio Rafael Mengs (Bohemia 1728-Roma 1779) hacia 1761. También un lienzo de 1825 de la Virgen con el Niño de José de Madrazo Agudo (Santander 1781-Madrid 1859). Adosado a este cuarto una pequeña salita tiene instalado un retrete.

Salón de espejos en el ángulo sur-este del palacio. Llamado salón de los espejos por encontrarse sus paredes decoradas completamente con espejos salidos de la fábrica de La Granja de San Ildefonso en Segovia. La sala era usada como vestidor del rey Carlos IV. El techo se encuentra pintado al fresco en estilo pompeyano por Juan de Mata Duque hacia 1803.

Salón árabe Sala realizada para la reina Isabel II entre 1847 y 1851, decorada con una fantasía árabe (neonazarí) a base de mocárabes, similar a la que podemos encontrar en la Sala de Dos Hermanas de la Alhambra de Granada. Obra de Rafael Contreras Muñoz (Granada 1826-Granada 1890), es junto con el gabinete de porcelanas las dos joyas más admiradas de todo el palacio. Su mobiliario se compone de una mesa central de porcelana y una lámpara de bronce y cristal que forma una estrella de veinte puntas. Era utilizada como sala de fumar principalmente para hombres. La decoración de las paredes está realizada en yeserías de brillantes colores.

Despacho del Rey bóveda con frescos de estilo pompeyano de Juan de Mata Duque con alegorías de las Artes Liberales. Escritorio de madera de olivo decorado con bronce y mármol. El mobiliario es de estilo imperio realizado por Jacob Desmalter ebanista de Napoleón Bonaparte.

Sala de estudio del Rey o Sala de espera La bóveda pintada por Juan de Mata Duque en estilo pompeyano y el mobiliario es de estilo Carlos IV.

Sala China llamada así por qué en su interior encontramos una colección de doscientos tres pequeños cuadros que el emperador de China regaló a la reina Isabel II. Realizados con tinta china sobre papel de arroz. Representan escenas de la corte, fiestas, teatro, animales etc. La bóveda fue pintada al fresco por Zacarías González Velázquez (Madrid 1763-Madrid 1834) y representan escenas mitológicas en el centro del techo y a ambos lados escenas campestres. Del techo cuelga una lámpara de globo con adornos chinescos.

Sala de guardias del Rey Esta sala es de las más antiguas del palacio, pues es de las construidas en tiempos de Felipe II. Tiene seis grandes lienzos de Lucas Jordán (Nápoles 1634-Nápoles 1705), tres de temas bíblicos: La muerte de Absalón, David vistiendo la coraza y La construcción del templo de Salomón y los otros tres de temas bélicos. La sillería en madera de caoba es del siglo XVIII.

       JARDINES                  ARANJUEZ 






ALCALÁ DEL JÚCAR




ALCALÁ DEL JÚCAR - ALBACETE


Alcalá del Júcar es una localidad de la Manchuela, en la provincia de Albacete y se ubica en la Hoz del Júcar. El río Júcar nace en la Serranía de Cuenca y en su paso por la Manchuela, crea un escarpado paisaje conocido como el Cañón del Júcar. Es un trayecto sinuoso, hundido en una gran garganta, donde el río se contonea entre barrancos y crestas calcáreas.
Antiguamente, Alcalá del Júcar, fue aduana del Camino Real de Castilla a Levante y ha sido declarado Conjunto Histórico-Artístico.

Su nombre proviene del árabe "AL-KALA", que significa castillo. Lo más característico son sus casas, que constituyen un buen ejemplo de arquitectura popular. Están excavadas en la montaña, y a través de calles estrechas y empinadas, se elevan hacia el castillo. Son casas cuevas y tienen la peculiaridad de que al exterior parecen viviendas normales, pero sus fachadas esconden una serie de cuevas que forman las habitaciones de las casas. Son casas que se mantienen frescas en verano y cálidas en invierno.
Los monumentos más destacados en Alcalá del Júcar son la iglesia parroquial de San Andrés, el puente romano, el castillo de origen árabe, aunque reformado en época cristiana, y la Ermita de San Lorenzo.
El Castillo de Alcalá del Júcar

El castillo de Alcalá del Júcar fue construido en época árabe, pero cuando Alfonso VIII conquista la zona del Júcar hacia el año 1.213, pasa a manos cristianas. A mediados del siglo XV, en la época de Don Juan Pacheco, Marqués de Villena, es reformado.
Se conservan restos de la primitiva muralla, dos torrecillas de planta circular en los ángulos rectos y de un torreón pentagonal de tres plantas, que es la Torre del Homenaje.
La parroquia de San Andrés
Esta iglesia es el resultado de una serie de obras llevadas a cabo entre los siglos XV y XVIII.
Presenta una única nave en forma de cruz latina y un crucero que se cubre con cúpula. El pórtico de entrada es de estilo neoclásico y la torre, ejecutada por el arquitecto Lorenzo Alonso, al igual que la fachada, también es de estilo academicista.
El Puente Romano
Es un puente de origen romano, pero en el siglo XVIII fue reconstruido. Era paso obligado en el Camino Real de Castilla a Levante, por lo que cobró gran importancia durante los siglos XIV y XV, convirtiéndose en aduana.
La Ermita de San Lorenzo
La Ermita de San Lorenzo de Alcalá del Júcar está situada a tres kilómetros de Alcalá del Júcar. Se tiene constancia de que en el año 1579 ya existía, aunque entre sus pinturas hay una inscripción que alude al año 1.805 como fecha de conclusión. Su decoración es de estilo neoclásico.
La Cueva de Garadén

La Cueva de Garadén se encuentra cerca de la ermita de San Lorenzo y es uno de los pocos ejemplos de cueva fortificada que se conocen en la península.
Esta cueva está íntimamente ligada a la historia de Alcalá, ya que una leyenda cuenta la existencia de un rey moro llamado Agraden, que al parecer habitó en ella. También ha servido para desempeñar funciones de vigilancia en el Camino Real.

miércoles, 11 de mayo de 2016

MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA


MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA

 
 

400 Aniversario del Quijote

(Alcalá de Henares, España, 1547 - Madrid, 1616) Escritor español, autor de Don Quijote de la Mancha (1605 y 1615), obra cumbre de la literatura universal. La inmensa fama de este libro inmortal, que parte de la parodia del género caballeresco para trazar un maravilloso retrato de los ideales y prosaísmos que cohabitan en el espíritu humano, ha hecho olvidar la existencia siempre precaria y azarosa del autor, al que ni siquiera sacó de la estrechez el fulgurante éxito del Quijote, compuesto en los últimos años de su vida.
Cuarto hijo de un modesto médico, Rodrigo de Cervantes, y de Leonor de Cortinas, vivió una infancia marcada por los acuciantes problemas económicos de su familia, que en 1551 se trasladó a Valladolid, a la sazón sede de la corte, en busca de mejor fortuna. Allí inició el joven Miguel sus estudios, probablemente en un colegio de jesuitas.
Cuando en 1561 la corte regresó a Madrid, la familia Cervantes hizo lo propio, siempre a la espera de un cargo lucrativo. La inestabilidad familiar y los vaivenes azarosos de su padre (que en Valladolid fue encarcelado por deudas) determinaron que su formación intelectual, aunque extensa, fuera más bien improvisada. Aun así, parece probable que frecuentara las universidades de Alcalá de Henares y Salamanca, puesto que en sus textos aparecen copiosas descripciones de la picaresca estudiantil de la época.
En 1569 salió de España, probablemente a causa de algún problema con la justicia, y se instaló en Roma, donde ingresó en la milicia, en la compañía de don Diego de Urbina, con la que participó en la batalla de Lepanto (1571). En este combate naval contra los turcos fue herido de un arcabuzazo en la mano izquierda, que le quedó anquilosada.
Cuando regresaba de vuelta a España tras varios años de vida de guarnición en Cerdeña, Lombardía, Nápoles y Sicilia (donde había adquirido un gran conocimiento de la literatura italiana), la nave en que viajaba fue abordada por piratas turcos (1575), que lo apresaron y vendieron como esclavo, junto a su hermano Rodrigo, en Argel. Allí permaneció hasta que, en 1580, un emisario de su familia logró pagar el rescate exigido por sus captores.

Don Quijote enloquece leyendo libros de caballerías (ilustración de Gustave Doré)
Ya en España, tras once años de ausencia, encontró a su familia en una situación aún más penosa, por lo que se dedicó a realizar encargos para la corte durante unos años. En 1584 casó con Catalina Salazar de Palacios, y al año siguiente se publicó su novela pastoril La Galatea. En 1587 aceptó un puesto de comisario real de abastos que, si bien le acarreó más de un problema con los campesinos, le permitió entrar en contacto con el abigarrado y pintoresco mundo del campo que tan bien reflejaría en su obra maestra, el Quijote.
Don Quijote de la Mancha
La primera parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha apareció en 1605; el éxito de este libro fue inmediato y considerable, pero no le sirvió para salir de la miseria. Al año siguiente la corte se trasladó de nuevo a Valladolid, y Cervantes con ella, para poder seguir mendigando favores. Mientras los grandes poetas del Siglo de Oro, empezando por Francisco de Quevedo o Luis de Góngora, gozaban de una sólida posición o de la protección de aristócratas, y el mejor dramaturgo de la época, Lope de Vega, podía incluso vivir de su obra, la justa fama que le había dado la difusión del Quijote sólo sirvió a Cervantes para publicar otras obras que ya tenía escritas: los cuentos morales de las Novelas ejemplares, el Viaje del Parnaso y las Comedias y entremeses.
En 1615, meses antes de su muerte, envió a la imprenta el segundo tomo del Quijote, con lo que quedaba completa la obra que lo sitúa como uno de los más grandes escritores de la historia y como el fundador de la novela en el sentido moderno de la palabra. A partir de una sátira corrosiva de las novelas de caballerías, el libro construye un cuadro tragicómico de la vida y explora las profundidades del alma a través de las andanzas de dos personajes arquetípicos y contrapuestos, el iluminado don Quijote y su prosaico escudero Sancho Panza.
Las dos partes del Quijote ofrecen, en cuanto a técnica novelística, notables diferencias. De ambas, la segunda (de la que se publicó en Tarragona una versión apócrifa, conocida como el Quijote de Avellaneda, que Cervantes tuvo tiempo de rechazar y criticar por escrito) es, por muchos motivos, más perfecta que la primera, publicada diez años antes. Su estilo revela mayor cuidado, y el efecto cómico deja de buscarse en lo grotesco y se consigue con recursos más depurados.
Los dos personajes principales adquieren también mayor complejidad, al emprender cada uno de ellos caminos contradictorios, que conducen a don Quijote hacia la cordura y el desengaño, mientras Sancho Panza siente nacer en sí nobles anhelos de generosidad y justicia. Pero la grandeza del Quijote no debe ocultar el valor del resto de la producción literaria de Cervantes, entre la que destaca la novela itinerante Los trabajos de Persiles y Sigismunda, su auténtico testamento literario.

CLAUDE - SHANNON

 CLAUDE-SHANNON

Claude Elword Shannon nació el 30 de abril de 1916 en Petoskey (Michigan, EEUU). Su padre fue juez, gran aficionado a las matemáticas, y su madre profesora de enseñanza media. Su abuelo fue el inventor de la lavadora y otros dispositivos.
En 1932 comenzó sus estudios de bachillerato, destacando en ciencias y matemáticas. En esa época desarrolló un sistema de comunicación telegráfica entre su casa y otra a corta distancia.
En 1936 ingresó en la universidad de Michigan, terminó sus estudios de ingeniería eléctrica y matemáticas en el ‘Massachusetts Institute of Technology’ (MIT). Su proyecto de titulación en ingeniería consistió en la aplicación del álgebra de Boole al problema de la conmutación eléctrica.
Durante el curso 1940-41 permaneció en el ‘Institute for Advanced Study’, en Princeton, trabajando con el matemático alemán Hermann Weyl (1885-1955). Fue entonces cuando comenzó a desarrollar sus ideas sobre la teoría de la información.

Laboratorios Bell

En 1941 se integró en los Laboratorios Bell (actualmente Lucent Technologies). Sus primeros trabajos fueron cruciales en el desarrollo de los cohetes antiaéreos alemanes V1 y V2.
En 1948 publicó en la revista “Bell System Technical Journal” su teoría de la comunicación, de gran importancia para la física y base de los sistemas de comunicación actuales.
  En esa época los cables telefónicos de mayor capacidad soportaban 1800 conversaciones simultáneamente; 25 años después admitían 230.000 y actualmente una fibra óptica, del tamaño de un cabello humano, admite 6,4 millones de conversaciones simultáneas.
Cuando el matemático inglés Alan Turing (1912-1954) escribió el primer programa para jugar al ajedrez de forma automática, Shannon hizo unas sugerencias teóricas sobre cómo jugar al ajedrez de forma automática diferenciando entre los programas adaptados a la fuerza bruta y los basados en metodologías selectivas.
Su interés por la inteligencia artificial lo llevó a desarrollar un ratón mecánico con capacidad de aprendizaje en laberintos.
Permaneció durante 15 años en estos laboratorios, junto con personalidades muy destacadas en la ciencia, tales como el ingeniero eléctrico John Pierce (EEUU, 1910 -), conocido por los satélites de comunicaciones, Harry Nyquist (Suecia, 1889-1976) famoso por sus contribuciones a la teoría de señales, Brattain (EEUU, 1902-1987), Bardeen (EEUU, 1908-1991) y el inglés Shockley (1910-1989), inventores del transistor.
Entropía
Introdujo el concepto de entropía en la teoría de la información, por analogía con la definición de dicha magnitud en la termodinámica, que indica el grado de desorden de un sistema.

Shannon demostró que en una comunicación con perturbaciones la señal se puede transmitir sin distorsión si el mensaje se codifica con un sistema de autocorrección.

Esta conexión ha evolucionado en el tiempo, siendo empleada actualmente par la transmisión y procesado de estados cuánticos. También se aplica en otros campos del conocimiento, como lingüística, fonética, sicología y criptografía.
Galardones:

Recibió los siguientes premios: Alfred Noble Prize (1940), Morris Liebmann Memorial Award of the Institute of Radio Engineers (1949), Stuart Ballantine Medal of the Franklin Institute (1955), Research Corporation Award (1956), Rice University Medal of Honor (1962), Marvin J. Kelly Award (1962), I.E.E.E. Medal of Honor (1966), National Medal of Science (1966), Golden Plate Award (1967), Harvey Prize, Technion, Haifa (1972 y 1978), Harold Pender Award (1978), Audio Engineering Society Gold Medal (1985), the Kyoto Prize (1985) and the Eduard Rhein Prize (1991).
Shannon se retiró de sus investigaciones a una edad temprana, aunque siguió impartiendo docencia en el MIT y en los últimos diez años publicó artículos esporádicamente.

Los resultados de sus investigaciones transformaron el mundo, y aunque su nombre ha permanecido desconocido para el gran público, fue una de las mayores figuras de la ciencia en el siglo XX.
Murió el 24 de febrero de 2001 tras padecer durante largo tiempo la enfermedad de Alzheimer.

Comentario: Claude Shannon es considerado como el fundador de las comunicaciones electrónicas. Aunque fue un científico que pasó desapercibido, a él se debe el gran desarrollo de la informática y las comunicaciones, omnipresentes en nuestra sociedad.

viernes, 6 de mayo de 2016

SIGMUND FREUD




Sigmund Freud

(Freiberg, 1856 - Londres, 1939) Neurólogo austriaco, fundador del psicoanálisis. El hombre que habría de revolucionar la psicología clínica y la psiquiatría se inclinó relativamente tarde hacia el estudio de la medicina. Se matriculó en la Universidad de Viena (su familia se había trasladado a la capital austriaca en 1859) tras la lectura de las obras de Darwin y de un ensayo de Goethe.
Graduado en 1881, se interesó al principio por la fisiología del sistema nervioso y la anatomía cerebral. Obtenida en 1885 la habilitación para la enseñanza libre de la neuropatología, se dedicó, no obstante, muy pronto a la psiquiatría, y marchó aquel mismo año a París para seguir los cursos de Jean-Martin Charcot en la Salpêtrière, estudiar sus teorías y familiarizarse con las técnicas hipnóticas empleadas por el maestro en el tratamiento del histerismo y de otros trastornos nerviosos.

Sigmund Freud
Vuelto a Viena (1886), contrajo matrimonio con Martha Bernays, y luego regresó, aun cuando por breve tiempo, a Francia, a fin de aprender en Nancy los métodos hipnosugestivos de cura del neurólogo Hippolyte Bernheim. De nuevo en su patria, y no demasiado satisfecho (el hipnotismo terapéutico no resultaba fiel y la etiología del histerismo no quedaba explicada), se interesó por el sistema seguido antes por un colega mayor que él, Josef Breuer, en la curación de una joven histérica mediante el empleo del hipnotismo, no ya para anular los síntomas, sino para superar las inhibiciones de la paciente y hacer aflorar detalles de su vida pasada (método "catártico") que, pese a poseer una relación causal con tales síntomas, habían sido fuertemente reprimidos y olvidados.
Sigmund Freud trabajó en el mismo sentido y publicó en 1895, con Breuer, Estudios sobre la histeria (Studien über Hysterie). El sistema contenía en germen la terapéutica psicoanalítica y había aclarado algunos puntos clave: la existencia de conflictos ideoafectivos inconscientes como premisas y causas de una condición neurótica; el traslado, en el síntoma, de energías psíquicas no liberadas; y, finalmente, la posibilidad técnica de un retorno de la afectividad atascada a sus vías normales de flujo.
Se presentaban, no obstante, dos problemas: primeramente, la necesidad de una técnica menos insegura que el hipnotismo para la debilitación de las inhibiciones y la evocación de los recuerdos; en segundo lugar, la clarificación de la naturaleza de las emociones y energías psicodinámicas en juego. A la primera cuestión respondió Freud con la sustitución de la hipnosis por la técnica del relajamiento y de las "asociaciones libres", en la que el paciente es invitado a hablar con absoluta libertad de cuanto llega a su mente y a vincular una idea con otra sin un orden establecido previamente; solucionó la segunda admitiendo en buena parte la naturaleza sexual de las emociones relacionadas con las situaciones olvidadas.

Freud en su estudio
Llegados a este punto (1896-97), Breuer y Freud acabaron por separarse. Había nacido el psicoanálisis freudiano, entendido como técnica de exploración del subconsciente, y también como psicoterapia y como teoría psicológica general. Freud descubrió sucesivamente que los contenidos alejados de la conciencia ("removidos") podían expresarse no sólo en los síntomas neuróticos, sino asimismo en otros aspectos no meramente patológicos, y sobre todo en los sueños (a cuya interpretación dedicó una obra fundamental, La interpretación de los sueños, 1900) y en muchos actos insignificantes de la existencia corriente (Psicopatología de la vida cotidiana, 1904).
La sexualidad del adulto le pareció condicionada, singularmente en el neurótico, por hechos y experiencias de la infancia; de la evolución del impulso sexual a partir de la primera infancia trató en la obra Tres contribuciones a la teoría sexual (1905). Más adelante, Freud estableció la psicodinámica de los conflictos del subconsciente en la interacción de tres componentes psíquicos de la personalidad: el Ello, el Yo y el Superyó, cuya naturaleza y función describió en varios textos de su madurez: Más allá del principio del placer (1920), Psicología de las masas y análisis del Yo (1921) y El Yo y el Ello (1923).
Al principio creyó que a los instintos sexuales se oponían impulsos de conservación o autoafirmación, que denominó instintos del Yo; posteriormente describió los conflictos instintivos fundamentales en términos de amor y destrucción (pulsiones de vida o Eros y pulsiones de muerte o Thánatos). Ciertas relaciones entre las manifestaciones neuróticas y las costumbres de los pueblos salvajes le indujeron a estudiar algunos problemas importantes de la psiquis primitiva; apareció así en 1913 la obra Tótem y Tabú, que aclara varios de los más arcaicos mecanismos del subconsciente.
Mientras tanto, diversos estudiosos de distintos países habían comprendido el extraordinario valor de los descubrimientos de Freud y, agrupados en reuniones, fundaron con él la Asociación Psicoanalítica Internacional (1910) y las primeras publicaciones dedicadas exclusivamente al psicoanálisis. La notoriedad de Freud atravesó el Océano; en 1909, la Clark University (Worcester, Massachusetts) consiguió que dictara una serie de conferencias.
Las lecciones que impartió Freud en la Universidad de Viena durante los años de la Primera Guerra Mundial fueron reunidas por él mismo en Lecciones de introducción al psicoanálisis (Vorlesungen zur Einführung in die Psychoanalyse, 1917), completadas por una nueva serie aparecida en 1932. A 1926 pertenece un profundo estudio sobre la angustia, Inhibición, síntoma y angustia (Hemmung, Sympton und Angst). En 1920, con sesenta y cuatro años de edad, y después de haber pasado dieciocho años como encargado de curso, Freud fue nombrado finalmente profesor ordinario de la Universidad de Viena. En 1930 se le concedió el premio Goethe de la ciudad de Francfort.
Ocupada Austria por los alemanes (1938), Freud, que era israelita, se vio obligado a expatriarse y marchó con algunos familiares y discípulos a Londres, donde murió al año siguiente. En la última etapa de su vida consagró una atención cada vez mayor a los problemas sociales, religiosos y políticos; aparecieron así El malestar en la cultura (1930) y Moisés y el monoteísmo (1939). Verdadero gigante del intelecto y hombre de suprema integridad moral y científica, Freud pertenece al exiguo número de aquellos sabios que han transformado toda una cultura y cambiado el curso de la historia del pensamiento.