Biografía
de un ejemplo maravilloso, Helen Keller.
Helen Keller quedó sorda y ciega a causa de una enfermedad
cuando tenía 19 meses de edad. Llegó a desarrollarse culturalmente y ser una
escritora y conferenciante pública mundialmente famosa. Helen no se desanimaba
fácilmente. Pronto comenzó a descubrir el mundo usando sus otros sentidos.
Tocaba y olía todas las cosas que estaban alrededor de ella y sentía las manos
de otras personas para «ver» lo que estaban haciendo e imitaba sus
movimientos. Al no poder expresarse ni entender su frustración aumentó con la
edad y su impotencia de no poder comunicarse. Se convirtió en una persona
salvaje, revoltosa y muy agresiva. Esta situación hizo que se viera claramente
la necesidad de hacer algo. Justamente, antes de cumplir siete años, la familia
contrató a una tutora privada.
Cuando tenía siete años de edad inventó 60 signos diferentes
que le servían para comunicarse con su familia. Anne Sullivan venía de un
ambiente muy pobre. Había perdido la visión cuando tenía cinco años y fue
abandonada en una casa de escasos recursos. Tuvo la suerte de haber encontrado
un lugar donde fue bien recibida, el Colegio Perkins para Ciegos en Boston.
Después de varios años, y tras dos operaciones con éxito recuperó su visión. Se
graduó obteniendo el título de honor. Para el director de la escuela estaba
claro que Anne Sullivan era la persona adecuada para educar a Helen Keller.
El primer paso de Anne fue comunicarse con ella venciendo su
agresividad con fuerza y paciencia. El siguiente paso fue enseñarle el alfabeto
manual. Anne la ponía en contacto con los objetos y le deletreaba en la mano
las palabras. Así comenzó a animarse y cada cosa que encontraba la agarraba y
preguntaba a Anne cómo se llamaba. Así fue preparando a su alumna con nuevas
palabras e ideas que necesitaría para enseñarle a hablar. Como resultado de
todo este trabajo, Helen llego a ser más civilizada y amable, y pronto aprendió
a leer y escribir en Braille. También aprendió a leer de los labios de las
personas tocándoles con sus dedos y sintiendo el movimiento y las vibraciones.
Anne la ayudó en varias instituciones trabajando con otros
materiales y textos, enseñándole distintas lecciones y actuando como su
intérprete. Ella interpretaba en las manos de Helen lo que los profesores
decían en clase, y transcribía en los libros utilizando el sistema Braille.
Helen se graduó con título de honor de la Radcliffe College
en 1904. Tenía un poder de concentración extraordinario, muy buena memoria y
muy buenos recursos personales para mejorar. Mientras estaba en aquella escuela
escribió«La Historia de Mi Vida». Este libro tuvo un rápido éxito y gracias a
él ganó suficiente dinero para comprarse su propia casa.
La ceguera era una enfermedad muy común, a causa de la
pobreza abundante que había. Helen colaboró en la creación de la Fundación
Americana para los Ciegos con el objetivo de ofrecer servicios a otras personas
ciegas. Llegó a ser famosa, invitada por muchos países y recibió títulos de
Honor de diferentes universidades extranjeras.
En octubre de 1961 Helen sufrió el primero de una serie de
accidentes cerebros vasculares, y su vida pública fue disminuyendo. En los
últimos años de su vida se dedicaría entonces a cuidar su casa en Arcan Ridge.
En 1964, Helen fue galardonada con la Medalla Presidencial
de la Libertad, el más alto premio para personas civiles otorgada por el
presidente Lyndon Johnson. Un año más tarde fue elegida como La mujer del
“Salón de la Fama” en la Feria Mundial de Nueva York.
Poco antes de su muerte en 1968, a la edad de 87 años, Helen
Keller le dijo a un amigo: “En estos oscuros y silenciosos años, Dios
ha estado utilizando mi vida para un propósito que no conozco, pero un día lo
entenderé y entonces estaré satisfecha.”
El 1 de junio de 1968, en Arcan Ridge, Helen Keller muere
mientras dormía. Su cuerpo fue cremado en Bridgeport, Connecticut y su
funeral se realizó en la Catedral Nacional de Washington DC. La urna más tarde
sería llevada a un lugar cerca de donde descansaban los restos de Anne Sullivan
y Polly Thomson.
¡Si se puede!
Si vos querés saber más sobre esta historia, hay una
película: “El milagro de Ana Sullivan, The miracle worker”